La reforma laboral, uno de los proyectos bandera del Gobierno Nacional, fue oficialmente archivada este martes en la Comisión Séptima del Senado tras aprobarse la ponencia de archivo con 8 votos a favor, confirmando los pronósticos que se venían anticipando en los últimos días.
La decisión representa un duro revés para el Ejecutivo, que había depositado grandes expectativas en esta iniciativa como parte fundamental de su paquete de reformas sociales. Pese a los intensos esfuerzos del Ministerio de Trabajo y del propio presidente por conseguir los apoyos necesarios, la oposición y algunos sectores independientes lograron consolidar una mayoría que selló el destino del proyecto.
Durante el debate, los senadores que respaldaron el archivo argumentaron que la reforma contenía artículos que, lejos de beneficiar a los trabajadores, podrían generar mayor desempleo y afectar la competitividad empresarial. Por su parte, los defensores del proyecto insistieron en que era necesario actualizar la legislación laboral para proteger a millones de trabajadores en condiciones precarias.
Este hundimiento obliga al Gobierno a replantear su estrategia legislativa y posiblemente presentar una nueva versión del proyecto en la próxima legislatura, aunque con un panorama político cada vez más complejo para sus iniciativas en el Congreso.
La noticia ha generado reacciones encontradas: celebración en sectores empresariales y gremiales, mientras que sindicatos y organizaciones sociales expresaron su descontento.
