En las últimas semanas, los efectos devastadores de la sequía se han hecho sentir con fuerza en la margen izquierda del municipio de San Pelayo, Córdoba generando una situación de emergencia para sus habitantes. Las veredas San Miguel, Santa Rosa, Davidivi, Sahurdano, Napal y La Trampa son las más afectadas, experimentando una escasez alarmante de agua potable debido a las graves consecuencias del fenómeno que también está golpeando a otros municipios del departamento.
La escasez de agua potable es solo uno de los problemas que aquejan a la región. La destrucción de pastizales y las muertes de reses se han convertido en realidades desgarradoras para los agricultores y ganaderos locales. Además, la producción de productos lácteos como queso y suero ha disminuido significativamente, lo que está impactando negativamente en la economía de los pequeños productores de la zona.
Los residentes de San Pelayo también informan dificultades en el cultivo de productos básicos como plátanos, yuca, maíz y otros alimentos, lo que agrava aún más la situación alimentaria de la comunidad.
Es importante destacar que en el departamento de Córdoba, siete municipios, incluyendo Montería, Montelíbano, Canalete, Los Córdobas, San Bernardo del Viento, Puerto Escondido y La Apartada, han sido declarados en estado de calamidad pública debido a la grave sequía. Ante la persistencia de esta situación, existe la preocupación de que San Pelayo también se vea obligado a solicitar dicha declaración debido a las graves afectaciones que enfrenta.
Ante esta emergencia, los habitantes de San Pelayo hacen un llamado urgente a los entes gubernamentales y autoridades competentes para que brinden la asistencia necesaria. Se requiere de una respuesta inmediata y coordinada para proveer agua potable a la población afectada, implementar medidas de apoyo a los agricultores y ganaderos para mitigar las pérdidas económicas y asegurar la seguridad alimentaria de la comunidad.
La situación en San Pelayo exige una acción inmediata y eficiente por parte de las autoridades, junto con la solidaridad y el apoyo de la sociedad en general. La prioridad es garantizar la supervivencia y el bienestar de los habitantes de la región afectada, así como trabajar en medidas de adaptación y prevención para enfrentar futuros eventos climáticos extremos.